Ship of Doom
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Ship of Doom (originalmente Adventure C) es una aventura conversacional de ciencia ficción escrita por Charles Cecil en 1982 y publicada por Artic Computing. Fue la tercera entrega de la serie alfabética de aventuras de la compañía, por lo que también es conocida como Adventure C: The Ship of Doom. Fue programada para el ZX Spectrum, primero en ensamblador con ayuda de Richard Turner y después con el GAC por el propio Cecil. Posteriormente se versionó a Amstrad CPC y Commodore 64.
Como otros títulos de Artic se caracteriza por la sencillez de su parser, la brevedad de sus descripciones y la dificultad de sus puzles. Su distribución se vio favorecida por acuerdos con Sinclair y Amstrad, lo que permitió su inclusión como software promocional con la compra de ordenadores en distintas cadenas comerciales, incluida España.
La prensa especializada valoró positivamente el juego, destacando su sentido del humor y su ambientación espacial. Uno de los elementos más recordados es Fred, un PSI androide, que es una especie de mascota del protagonista, que acompaña al jugador durante la misión. El máximo de puntuación alcanzable era de 3200 puntos.
Sinopsis
Durante una misión de reconocimiento en el espacio, la nave del jugador es capturada por un rayo gravitacional y arrastrada al interior de una gigantesca nave alienígena. Allí descubre, gracias a su fiel androide Fred, que los alienígenas están secuestrando humanos para sustituir sus cerebros por microchips. El objetivo de la aventura es escapar del crucero alienígena, para lo cual será necesario encontrar la sala de control y desactivar el sistema desde el ordenador central. A lo largo de la partida, el jugador se enfrentará a numerosos pasillos, dispositivos misteriosos y acertijos, donde cada decisión —como desconectar un ordenador— puede tener consecuencias imprevisibles.
Opiniones
"Se trata esta vez de que tu espacio-nave es capturada por otra más grandota tripulada por una raza muy peligrosa. Debes liberarla. Lo que más destacaríamos es que la ambientación era buena y se lograba dar la sensación de claustrofóbica soledad mediante largos y oscuros pasillos. Hay las consabidas puertas automáticas, la computadora de a bordo y los mortíferos rayos luminosos. Como novedad, incluía unos rudimentarios personajes, desde un agresivo Alien pequeñajo que debes destruir si no quieres que se dedique a darte la paliza, hasta una bellísima Androide que se cabreaba si intentabas sobrepasarte." Andrés Samudio en El Mundo de la Aventura.